UN CUENTO DE NAVIDAD
Cuentos con ALMA III
Diciembre 2006
Caminar como 20 cuadras solo para ir a buscar un libro vale la pena, sobre todo cuando todos corren desesperadamente en Navidad para satisfacer sus necesidades de regalos, festejos, y varios etcéteras más. Yo entremedio termine de leer 3 libros mas, Los amantes se van al Cielo por Eugenia Weinstein, La única edad es la Vida de Leah Komaiko, y Cuentos con Alma III de Rosario Gómez, del cual extraigo una parte del libro y que les quiero contar ahora.
Cielo e infierno
En aquel tiempo dice una antigua leyenda china, un discípulo preguntó al vidente. - Maestro, ¿Cuál es la diferencia entre el cielo y el infierno?Y el vidente respondió:- Es muy pequeña, y sin embargo de grandes consecuencias. Vi un gran monte a de arroz cocido y preparado como alimento. En su derredor había muchos hombres hambrientos casi a punto de morir. No podían aproximarse al monte de arroz, pero tenían en sus manos largos palillos de dos y tres metros de longitud. Es verdad que llegaban a coger el arroz, pero no conseguían llevarlo a la boca porque los palillos que tenían en sus manos eran muy largos. De este modo, hambrientos y moribundos, juntos pero solitarios, permanecían padeciendo un hambre eterna, delante de una abundancia inagotable.Y eso era……… El Infierno.Vi otro gran monte de arroz cocido y preparado como alimento.Alrededor del él había muchos hombres, hambrientos pero llenos de vitalidad. No podían aproximarse al monte de arroz pero tenían en sus manos largos palillos de dos y tres metros de longitud. Llegaban a coger el arroz pero no conseguían llevarlo a su propia boca porque los palillos que tenían en sus manos eran muy largos. Pero con sus largos palillos, en vez de llevarlos a su propia boca, se servían unos a otros el arroz. Y así acallaban su hambre insaciable en una gran comunión fraterna, juntos y solidarios, gozando a manos llenas de los hombres y de las cosas, en casa.Y eso era……El Cielo.
Que esta NAVIDAD tratemos de que sea tan solo un momento el CIELO.
Feliz Navidad para Todos.
Bernardo Carvajal
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